Rata de dos patas. Capitulo 10

Al final vendí los libros y juntos fuimos al centro a comprar el preciado frasco que seguiría perfumando su miserable existencia.
No voy a negar que sentí una bronca profunda al hacerlo y no dude en decirle:
-Supongo que ahora estarás contento.
-No, era lo que correspondía que hicieras.
-Te parece?
- ..Y el que rompe paga, no?
(Mirada fulminante de mí parte).

Todo seguía igual, no tenia amiga compinche, ni confesora, ni Tía pata, nadie que me abra los ojos, creo que ahora me doy cuenta la importancia de tener un hermano mayor (que no tuve) porque me hizo falta, la verdad.
Como no hay mas ciego que el que no quiere ver, perdonaba todo en nombre del amor, lo seguía tratando bien, le escribía cartitas, le hacia regalitos. El? El bien, gracias, pero no te jugaste mucho, eh? Siempre metía bocadillo para hacerme sentir como la mierda.
Burlándose de todo lo que podía, de cada falla, de cada error, que remarcaba hasta el cansancio.
Gracias a que era aplicada, el subió todas sus notas en el colegio, la madre me agradeció y noto el progreso. En cambio el, lo tomaba como una obligación mía ayudarlo, y un día en un examen, no quise soplarle y al terminar la clase, me agarro de la cadenita con crucifijo que me había regalado Papa en mi primera comunión, y de un tirón me la arranco. Cuando llorando corrí a juntarla del piso le dije:

-Como pudiste hacer una cosa así? Sabes que esta cadena es muy importante para mi!!
-Por eso, porque tenia que ser algo que realmente te doliera…
-Nunca te voy a perdonar.