Rata de dos patas -Capitulo 8

Rata no respetaba ni a su padre, al que llamaba “Infeliz” y a la madre menos, le hacia bromas perversas, como que había tenido un accidente y era mentira. Además se llevaba pésimo con su hermano menor (Lo apodaba “pulga”) que es un dulce total y que en ese entonces estaba muy apegado a mi, jugábamos en la compu, me contaba sus cosas, etc.
Como el no conocía la caballerosidad, tampoco yo había tenido el gusto, eso significaba que nunca me abría una puerta, ni me cedía el paso, ni me invitaba a nada. Y cuando digo nada, es NADA, nunca una flor, ni carta, ni chocolate, si íbamos al cine, me hacia pagar mi entrada, si comíamos pagaba una vez cada uno. A veces su comportamiento me llego a parecer cruel, ya que su posición económica era mucho mejor que la mía, y que Mama trabajaba mas de 12 horas para mantenernos a mi hermanito y mi y el lo sabia.
Hasta que un día descubrí algo terrible y macabro para una mente adolescente. Cada vez que salíamos, el repetía un ritual, le pedía dinero a su abuelo, padre y madre por separado, con la excusa de llevarme a cenar, cosa que por supuesto no tenia pensado hacer; y así poco a poco fue amasando una pequeña fortuna en mi nombre. Y, de esta manera, con ese engaño hacia mí y hacia su propia familia, se compro su primer auto.