Rata de dos patas. Capitulo 13

Quería gritar a los cuatro vientos que me había golpeado, sentía la necesidad de dejarlo mal parado, el manipulaba la situación a las mil maravillas, quería hacerme sentir mal, culpable, pintaba un cuadro donde el era el pobrecito, el engañado, el guampudo. Hasta me llego a dar lastima. De todas maneras el seguía torturándose y torturándome con detalles de esa noche, quería saberlo todo y me obligo a que le enseñe el vestido que use esa noche y al grito gutural –de su ya clásico- puta, lo desgarro en tiras, con las manos. Y se fue, dejándome tirada en el piso, llorando, junto a los retazos de tela.
Su goce mas supremo estaba en ver el sufrimiento ajeno, lo saboreaba, lo bebía a gotas, llegue a pensar que era su alimento. No dejo ni por un momento de sacar provecho de todo, y tratar, de que vuelva a caer en sus garras maquiavélicas.
Para colmo de males, mi familia lo adoraba, sobre todo Mama, que siempre me decía que era como un hijo mas, tan lindo, tan correcto, tan educado, que te miraba con sus ojos soñadores. Solo tenían halagos para el, desconociendo, que eso es lo normal en un perfil psicópata, que todos son encantadores, tienen carisma y son extremadamente inteligentes.
Y así fue como por consejo de todos, por la culpa que me envolvía y por la susceptibilidad que me creaba estar a su lado, volvimos…
Maldigo la hora que tome esa decisión.